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Las empresas son cada vez más conscientes de que los secretos empresariales, a cuya obtención destinan habitualmente importantes recursos, pueden tener tanto valor como los restantes derechos de propiedad industrial e intelectual y constituyen una pieza clave de su competitividad. A pesar de ello, hasta ahora no contábamos con una ley específica que los regulara.

La entrada en vigor de la reciente Ley 1/2019, de 20 de febrero, de Secretos Empresariales, constituye un paso importante para mejorar la eficacia de la protección jurídica de los secretos empresariales, defensa que resulta imprescindible atendiendo a la creciente exposición de las empresas a prácticas desleales que persiguen la apropiación indebida de sus activos intangibles, tales como el robo, la copia no autorizada, el espionaje económico o el incumplimiento de los requisitos de confidencialidad.

Pero el régimen de protección reforzado que confiere la nueva Ley solo estará disponible para aquellos titulares que sean capaces de adoptar las medidas de protección adecuadas para mantener la confidencialidad de su Know-how. Por ello, la correcta identificación de los secretos empresariales, así como el diseño y la implantación de una política empresarial integral del secreto empresarial será clave para beneficiarse de su amparo.

Además, en la medida en que los secretos empresariales pueden concernir a invenciones que satisfagan los criterios de patentabilidad, las empresas deberán decidir si optan por patentar sus invenciones o por protegerlas como secreto comercial, a cuyo efecto resulta imprescindible conocer las implicaciones de cada alternativa.

Para ello, contaremos con María Eguren, Jon Somocueto y Alaitz Gonzalo, abogados de los departamentos mercantil, de nuevas tecnologías y procesal-penal de BSK Legal y Fiscal.