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La innovación biofarmacéutica constituye un elemento de especial relevancia en la estrategia de crecimiento económico en la Unión Europea. A mayor desarrollo del sector, mayor salud y bienestar para la ciudadanía, por lo que un mercado eficiente en el que rija la competencia y que promueva y facilite la innovación y la mejora tiene un alto impacto tanto en la economía como en la ciudadanía y en el progreso social.

El exponencialmente creciente mercado de la biofarmacia está cada vez más atomizado, tanto en el ámbito de la producción como en el de la distribución. En ocasiones esto puede generar eficiencias en la investigación e innovación, pero también pueden originar conductas de abuso de posición de dominio o de uso abusivo de explotación de patentes, que desincentiva o anula la opción de que otras empresas puedan mejorar o innovar en ese mercado. Esto puede encarecer el precio de los productos y generar grandes pérdidas económicas a los Estados que quieren financiar ciertos tratamientos, y a la ciudadanía en general, que se puede ver incluso privada de poder acceder a los mismos.